Los peregrinos que visitan hoy Nazaret y que descubren una ciudad de 60.000 habitantes, llena de vida y en construcción constante, se preguntan cómo era en tiempos de Cristo.
¿Cómo imaginarnos Nazaret y Tierra Santa a partir de lo que vemos hoy? Los estudios y las investigaciones que se han podido hacer nos llevan pensar que las cosas han cambiado mucho. En el Evangelio, Nazaret es llamada ciudad, del griego "polis", no pueblo del griego "comé", lo que indica que ya entonces tenía un cierto tamaño, con algunos cientos de habitantes. Esto ha sido confirmado por la arqueología que muestra los vestigios del primer siglo en los alrededores de la Fuente de la Virgen, al norte, hasta el conjunto de los sitios situados junto a la gruta de la Anunciación, a más de 500 metros de ahí hacia el sur; donde se han hecho excavaciones muy interesantes
Las casas eran a menudo hechas sobre grutas o parcialmente montadas sobre rocas reacomodadas, lo que permitía la regulación de la temperatura, de ellas se han encontrado algunos restos bajo la Basílica de la Anunciación, en la vecina iglesia de San José, cerca de la Sinagoga de Jesús, y justo al lado, en la tumba del Justo, descubierta en el siglo XIX en casa de las Hermanas de Nazaret, donde parece que terminaba la ciudad, ya que las tumbas se encontraban siempre al exterior de la parte poblada.
A nivel de la topografía, sin duda, las colinas no han cambiado mucho en su forma general, sin embargo se sabe que hubo algunos cambios concretos, pues la carretera que circunda la Basílica de la Anunciación era hasta el sigli XVIII un barranco por donde corría un pequeño riachuelo.
Fuente: Un minuto con María
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