Devolver mal por mal, responder a la violencia con la violencia y al odio con el odio, es entrar en un círculo vicioso en el que se consumirá nuestra vida y también la de nuestro hermano agresor.
"El odio no cesa con el odio". Esta doctrina de la "no-resistencia al mal" es un gran secreto metafísico. Pero todo el mundo no lo puede comprender, esta rendición completa al agresor nos parece un suicidio moral; sin embargo, en Jesucristo, adquiere un aspecto nuevo, y vemos que en realidad constituye una estrategia espiritual admirable. Cuando consideramos con hostilidad una situación, le damos el poder de gobernamos; cuando no le ofrecemos resistencia, la privamos del poder y el prestigio...
Cualquiera que sea la dificultad que se nos presenta de improviso, es la acogida mental que le brindamos, la actitud que adoptamos hacia ella, lo que determina completamente el efecto que producirá en nosotros. Esto es lo que importa. No las personas, o las cosas, o las circunstancias en sí, sino los pensamientos y la posición mental que observamos hacia ellas. No es la conducta de otros lo que nos mejora o nos frustra, sino nuestros propios pensamientos. Escribimos la historia futura de nuestra vida con nuestros pensamientos de hoy. Somos nosotros mismos los que construimos nuestro destino día a día, por el modo como reaccionamos a las circunstancias que se nos presentan. Reaccionar correctamente es el arte supremo de la vida, y Jesucristo condensó el secreto de ese arte en unas palabras: No Resistáis al Mal.
No resistir al mal: he aquí el principio que, referido a su sentido espiritual, constituye el gran secreto del éxito. Nos permite regenerar el cuerpo, liberar el alma, y en verdad rehacer la vida de arriba abajo. Tan pronto como resistamos mentalmente una circunstancia desagradable, o inesperada, le damos por esa resistencia un poder que se volverá contra nosotros, y en igual medida reducimos nuestros propios recursos. Cualquiera que sea la dificultad con la que nos enfrentemos —ya se refiera a la salud, a los bienes materiales, a los negocios o a los sentimientos personales— no nos lancemos contra ella mentalmente, como es la costumbre general...
Tomado del Sermón del Monte de Emmet Fox...
No comments:
Post a Comment